viernes, 8 de noviembre de 2013

El “alebrije” de MARIANGEL COGHLAN


alebrije. m. 1. Monstruo nacido en México. 2. Se alimenta de sacos, abrigos y suéteres de las visitas. 3. La abundancia de su alimento es proporcional al cariño, la amistad y el amor compartidos con los seres queridos.


Siempre es emocionante plantearnos un nuevo reto, una idea diferente, un sueño distinto. Diseñar porque sí es algo que no ocurre fácilmente, necesitamos un pretexto, una motivación y un objetivo concreto. Cuando escuché del Abierto Mexicano de Diseño y que en la primera edición el tema serían “los oficios”, inmediatamente pensé en crear algo especialmente para esta ocasión.


Realizar algo original, con calidad y que represente lo que hacemos como firma de interiorismo, fue la premisa inicial. Después de mucho analizar y reflexionar junto con todo mi equipo creativo, llegamos a la conclusión de que deberíamos realizar una pieza que actuara como firma en los espacios que intervenimos, que fuera un objeto con una utilidad práctica y que, a la vez, funcionara como una obra escultórica que por sí misma tuviera un valor estético. De esta manera nació la idea de crear un perchero al cual denominamos “alebrije”.



¿Porqué reinventar un perchero y presentarlo bajo la perspectiva de un alebrije? Parte de la inspiración para realizar esta pieza proviene de mi concepto del estilo FUSION+MÉXICO: el resultado de la reflexión sobre la interdependencia internacional de tendencias del diseño de interiores a la luz de las maravillosas formas, colores y recursos naturales que, muy particularmente, ofrece México.


Conocer la historia y peculiaridades de los alebrijes me permitió utilizar los recursos plásticos de estos peculiares personajes para crear una pieza original y colorida que representa nuestro estilo como firma de interiorismo.




El proceso creativo fue muy interesante y enriquecedor. Iniciamos un día temprano, en una de nuestras habituales reuniones de trabajo semanales donde discutimos distintos temas de diseño, nuevos proyectos y propuestas. Fue ahí donde comenzamos a bosquejar ideas y acabamos haciendo maquetas de cómo visualizábamos nuestra pieza. Siempre me esfuerzo por ser puntual en los tiempos y muy exacta para cumplir con la agenda de los temas del día; en esa ocasión nos entusiasmamos tanto realizando el alebrije que el tiempo se nos fue y nos extendimos mucho más de la cuenta, por lo que tuve prácticamente que correrlos de mi oficina para que regresáramos al trabajo habitual y yo pudiera atender una cita que ya tenía programada; de no ser así nos hubiéramos seguido.



Ese fue uno de los momentos en los que es difícil dejar de trabajar puesto que se está disfrutando, porque estamos a punto de realizar algo que nos parece genial; es la mejor parte de amar nuestra profesión: gozar con la creación de algo nuevo.



Sin embargo, no todos los procesos son miel sobre hojuelas, pues existe una parte compleja que es necesaria para convertir un diseño en realidad, me refiero a los costos de producción; un eslabón que se tiene que analizar y pensar muy bien para que todo el diseño funcione y sea asequible. Nos dimos a la tarea de estudiar varias posibilidades de fabricación con distintos materiales, hicimos un modelado en 3d, analizamos varias cotizaciones, fabricamos un primer prototipo, corregimos la forma de ensamble y las dimensiones, realizamos un segundo prototipo y nos enamoramos del resultado.


Inicialmente consideré realizar las piezas en doce colores, los mismos que los de nuestro pocket “12 matices”, pero después de hacer pruebas de la aplicación del color y seleccionar los tonos, concluimos fabricar sólo siete colores en nuestra primera edición.



La idea es que de las tres piezas (patas) que conforman el perchero, una esté decorada a mano con los mismos colores y los dibujos tradicionales de un alebrije.  Estudié los diseños de los alebrijes, las aplicaciones de color, seleccioné los que más me atraían y encargué que me pintaran los primeros prototipos. Desde el inicio pensé que era algo que quería hacer personalmente, pero debido a la gran carga de trabajo, la presentación y transformación de nuestro showroom, la participación en design house, atender a mis clientes, supervisar la producción periódica de nuestras colecciones de mobiliario, escribir periódicamente para compartirles mis aventuras, ser mamá de cuatro pequeños, esposa y ama de casa, mi tiempo es muy valioso y con todo el susto del mundo decidí delegarlo.




Cuando fui a revisar los avances la primera vez, he de confesarles que casi me da un ataque; no pude dormir, pues lo que llevaban trabajado estaba muy bien ejecutado, perfectamente realizado, sin embargo, no era lo que yo quería ni lo que tenía en mente. Una vez más el tiempo jugaba en mi contra pues se acercaba la fecha de la presentación y mi idea de tener siete alebrijes perfectamente terminados se empezaba a ver confusa. Por si no fuera suficiente, también estaba teniendo problemas con la pintura por el mal tiempo; la humedad es algo que no favorece en el proceso de pintura. 



Después de hablar con algunos integrantes de mi equipo concluí que tendríamos que deshacer lo realizado y volver a empezar, así que decidí hacerlo personalmente. El domingo, dos días antes de la presentación, me fui con mis hijas a comprar todo lo necesario para intervenir mis alebrijes. Fue un trabajo complejo y muy laborioso… después de muchas horas de trabajo en mi casa pude terminar, muy noche, dos versiones. 



A todas estas cuestiones le tenemos que sumar que mi bebé se enfermó y tuve que llevarlo al doctor y dedicarle más atención; mientras pintaba el alebrije lo tenía cargado y en más de una ocasión metió sus manitas a la pintura y me hizo un “batidillo”. Afortunadamente, mi esposo se llevó a los otros tres al cine mientras yo intentaba terminar las piezas.


El resultado de un esfuerzo arduo, realizado en equipo y que ofrece una propuesta innovadora no puede ser menos que satisfactoria; siempre mantuvimos la determinación de ofrecer una pieza que representara, en un solo espacio, la calidad, profesionalismo y amor que en nuestra firma tenemos por nuestro trabajo. Los obstáculos con los que nos enfrentamos en este camino son matices que, como los colores de un alebrije, nos alegran y dan significado a la vida. 



¡Hasta la próxima!







6 comentarios:

  1. Me encantó ser parte de este reto y el resultado fue maravilloso! Felicidades equipo!

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  2. Es verdad, disfrutamos mucho esa sesión en donde generamos el concepto, hicimos maquetas y empezamos a darle forma a los alebrijes. Es de mis partes favoritas del proceso creativo :D
    El resultado me sorprendió y espero pronto tener uno en mi casa

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  3. Tiene gran valor pertenecer a una firma en la que el diseño y la creatividad se pueden llevar más allá de los límites convencionales. Aunque nos enfocamos al interiorismo tenemos la posibilidad de explotar el diseño como lo queramos y así crear cosas nuevas que complementen nuestro trabajo y hagan más armoniosos los espacios que intervenimos. Creo que vamos por buen camino y vendrán muchas más creaciones grandiosas por parte de todos nosotros como equipo y como apasionados del diseño y la creatividad.

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  4. El "alebrije" es una pieza increíble!! Ojalá el próximo año podamos participar todavía más en el AMD pues hay mucho que aprender y mucho que compartir!

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  5. El proceso de diseño fue padrísimo. Se ve que se respira diseño en la firma y el Alebrije tiene una partecita de cada uno de los miembros de equipo

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