La Universidad de Salamanca (España), fundada en el
año de 1218 por Alfonso IX, es la universidad más antigua de la península
ibérica. Pocos años después Alfonso X el Sabio —a quien se le adjudica, entre muchas
otras cosas, la invención del ajedrez—, suministró a esa institución de
normativas de organización y dotaciones financieras, y consolidó once cátedras
con disciplinas de Derecho Canónico y Civil, Medicina, Lógica-Filosofía,
Gramática y Música. En la misma época la autoridad pontificia le confirió sello
propio, lo que implicó el reconocimiento de la Santa Sede, y se le concedió
validez universal a los grados otorgados por Salamanca, excepto en las
universidades de París y Bolonia, restricción que fue abolida posteriormente.
Por Mariangel Coghlan |
En un
inicio las clases eran impartidas en dependencias catedralicias o en otros
locales dispersos. Los exámenes de titulación se realizaban en la catedral
vieja de Salamanca, en la capilla de Santa Bárbara, donde el aspirante era
“encerrado” durante las 24 horas previas al examen para preparar los temas
sobre los que sería cuestionado.
Por Mariangel Coghlan |
Los
siglos XVI y XVII vivieron el florecimiento de la Universidad de Salamanca que,
incorporada al movimiento humanista, estuvo a la vanguardia del pensamiento
europeo; entre sus estudiantes y profesores se encontraron algunas de las
mentes más brillantes de esos tiempos: Pedro Calderón de la Barca, Fray Luis de
León, Luis de Góngora, San Juan de la Cruz, Juan Ruiz de Alarcón, San Ignacio
de Loyola y Hernán Cortés, entre muchos.
San Ignacio de Loyola |
Distintas
circunstancias de guerras y falta de fondos económicos hicieron que la
Universidad de Salamanca decayera en calidad y matrícula a mediados del siglo
XIX, hasta que en los años precedentes a la guerra civil española, gracias al impulso
del poeta y filósofo Miguel de Unamuno, quien fuera rector durante tres períodos,
fue cuando la universidad comenzó a adquirir nuevamente su prestigio y grandeza
de antaño.
Miguel de Unamuno |
La
estructura jurídica y curricular que esta institución ofreció en los siglos XVI
y XVII a la Nueva España; sus célebres estudiantes, con sus aportaciones de
carácter universal y de influencia significativa desde los tiempos de la colonia
hasta los días actuales; la acogida de un alto número de estudiantes del nuevo
continente en sus aulas, en las que se formaron muchos importantes estadistas de
países de habla hispana en el siglo XX, colocan a la Universidad de Salamanca
en un lugar de proyección cultural y académica inigualable para Latinoamérica.
Por Mariangel Coghlan |
Una
rápida visita a la emblemática fachada de esta universidad, situada en un patio
tipo claustral, es suficiente para verificar que en el ámbito de la
arquitectura esta institución también ha aportado mucho al mundo. Esta fachada,
terminada en 1529, es cumbre del plateresco hispánico, el cual se define como
una corriente arquitectónica, propia de España, que se inició entre el gótico y
el renacimiento —extendiéndose durante los dos siglos siguientes—, y se caracteriza
por sus elementos mudéjares y góticos flamígero, con columnas renacentistas y
una abundante decoración con elementos vegetales, candelabros, festones y
criaturas fantásticas.
Por Mariangel Coghlan |
Esta
fachada está compuesta de tres cuerpos o frisos —arriba de las dos puertas
centrales—. El primer cuerpo está dominado, entre un exuberante decorado de
figuras decorativas, por un medallón con las efigies de los Reyes Católicos; en
el segundo cuerpo sobresale el escudo de Carlos I de España y V de Alemania; y
en el tercer cuerpo el Papa Martín V dirigiéndose a cardenales y prelados.
Todos estos componentes están flanqueados por dos columnas de rica decoración.
Por Mariangel Coghlan |
En la
columna derecha, debajo de la cornisa (moldura ornamental en voladizo que
recorre la parte alta de un muro, arco o columna) que divide a los frisos
primero y segundo, se encuentran esculpidos tres cráneos. Sobre el cráneo del
lado izquierdo posa una pequeña rana. Ignorando la riqueza arquitectónica de
esta fachada, la rana suele ser el “centro” de interés de los turistas de
cámara en pecho, bermudas, lentes de sol, gorra y dieta McDonald’s (con esto no
aludo a una ninguna nacionalidad particular).
Si bien es
cierto que el anfibio de piedra posando sobre la calavera puede representar los
vicios de la lujuria, de acuerdo a los guías de turistas charlatanes este
símbolo encarna todo el mal humano imaginable: los siete pecados capitales, la
desobediencia en el paraíso, las blasfemias, la negación de los diez
mandamientos, las guerras y las hambrunas… O, por el contrario, para otros guías
falsos significa el compendio de toda la doctrina cristiana, la representación completa
de la teología moral y la sabiduría de todo el medioevo. Los mismos guías explican
que la escultura que el personaje que confronta la fachada, Fray Luis de León
(siglo XVI), es el fundador de la universidad, ¡fundada tres siglos antes!
Por Mariangel Coghlan |
Ciertamente,
encontrar a la rana no es fácil, pues queda camuflada en toda esta fachada de cantera
rosa salmantina, de tal manera que los guardias de la Secretaría General de la
Universidad de Salamanca (el edificio vecino) se vuelven sabios indispensables:
ellos saben dónde se encuentra la rana. Cuando un “buscador de rana”, de los
que traen colgadas tres cámaras fotográficas y una de vídeo pregunta: “¿lana?,
¿lana?” Con aire mesiánico los guardias levantan su dedo índice e indican: “tranquilos,
tranquilos… ¡ahí está, miradla!” El éxito no se observa cuando el guardia es
abordado por un interesado que le pregunta: “excuse me, where’s the frog?”
Pero
nadie le gana a la imaginación de los niños cuando, buscando a la rana, gritan
emocionados por haber encontrado no una, o dos, o cinco, sino diez ranas… en
una ocasión un niño aseguraba que olía a la rana. Y no falta el papá sínico que
afirma: “aquí no hay ninguna rana”.
Los tres craneos |
Los
guías y los guardias comúnmente tienen que afrontar a la señora impaciente que
grita: “¡dígame!, ¿dónde está la rana?”, o al señor malhumorado que, ante la explicación de
todos los atributos de este símbolo, comenta: “¿de qué está hablando, qué le
pasa jovencito?”
La rana de la Universidad de Salamanca |
También
recorren esa fachada muchos adolescente que, inevitablemente viajando con sus
padres, no miran mas que al piso y no se enteran de la rana, ni del edificio,
ni de la universidad, ni de Salamanca… en el mejor de los casos, sólo llegan a
chatear con sus amigos.
Por JotaCobosGarabatos |
Qué
suerte los que no saben que hay una rana, en verdad disfrutan de esta maravilla
arquitectónica que a la hora de la puesta del sol, cuando recibe la luz de
frente, ofrece un espectáculo maravilloso; testigo mudo de siglos de historia,
tradición y cultura de Salamanca al mundo.
Por Mariangel Coghlan |
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