viernes, 20 de septiembre de 2013

Arquitectura de la naturaleza


No puedes depender de tu juicio cuando tu imaginación está fuera de enfoque.”




La creatividad, aunque principalmente dependiente de los conocimiento adquiridos, también es alimentada por la imaginación y por las experiencias vividas; los viajes, desde esta perspectiva, pueden jugar un papel determinante.



Nunca me había planteado realizar un viaje al Estado de Utah, pero asuntos de trabajo de mi esposo me hicieron realizar esta inesperada visita. Me pregunté inmediatamente: ¿a quién se le perdió algo en Utah? 







Lo primero que me vino a la mente respecto a Utah es que es un Estado de los United States of America que se formó conforme a las necesidades de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días —a sus miembros comúnmente se les llama mormones—; una secta originada por Joseph Smith en la segunda década del siglo XIX, y cuyo primer sucesor en liderarla fue Brigham Young, quien fue el fundador de Salt Lake City (capital de Utah) y tuvo nada menos que 55 esposas. Me pregunto, ¿qué habrá sido más difícil, mantener a tantas esposas con sus respectivos hijos, o atender a las quejas y demandas de todas ellas? Imagínense cuando el Sr. Young llegaba a su casa en la noche: “¿por qué no me llamaste?, ¡dejaste tu pijama en el piso!, ¿compraste lo que te pedí?, tu hijo número 32 reprobó matemáticas, a Juanito le duele la panza, ¿me das para arreglar la sala?, la chapa del baño se descompuso,” etcétera, etcétera… ¡de 55 esposas! Y ¿cómo es posible compartir el marido entre tantas mujeres?, francamente son cuestiones difíciles de comprender. si﷽﷽﷽﷽﷽﷽﷽o, ¿quñe esidades uvo,ty y tuvo, nada menos que 55 esposas! Morm



 

Afortunadamente, la legislación de ese país ya no permite esas situaciones (lo de la poligamia, no lo de las quejas) y en la actualidad, en general, las familias mormonas muestran mucho respeto por los valores familiares y forman comunidades de mucha atención a sus conciudadanos. Sin embargo, a la fecha existen ramas fundamentalistas que siguen viviendo como en los tiempos antiguos, pero a escondidas de la ley, pero sólo son una minoría muy pequeña.




El respeto que muestra la cultura mormona por su entorno civil y natural se refleja en el orden y limpieza del centro de Salt Lake City y, de una manera muy connotada, en la Universidad de Utah, localizada en la misma ciudad. Es loable el hecho de que en una ciudad, en cuya zona metropolitana difícilmente llegan a los dos millones de personas, cuenten con un campus universitarios de 620 hectáreas, lo que vendría siendo el 85% de toda la Ciudad Universitaria de la UNAM.





Después de atender en Salt Lake City los asuntos de mi “único” marido, emprendimos un pequeño viaje, a cuatro horas al sur de Salt Lake City, a un parque nacional del cual no teníamos idea que existiera, hasta hace muy poco: “Arches”. El nombre proviene de las formaciones rocosas en forma de arcos que la erosión y los accidentes geológicos, a través de millones de años, maravillosamente han formado en la tierra. Algunos de los arcos son de fácil acceso y, por sus característica morfológica, reciben nombres como los del Arco Delicado, Doble Arco, Ventana Sur y Ventana Norte, y Arco de la Torre.      





En el parque nacional de los Arcos, situado en una zona de más de 35,000 hectáreas, completamente desértica, se encuentran más de dos mil arcos de piedra rojiza, cuya visión geográfica nos trasportan inmediatamente a los ambientes de las películas del viejo oeste protagonizadas por John Wayne y todos sus colegas vaqueros persiguiendo a Toro Sentado y Águila Volando… Pero no sólo este tipo de películas han sido filmadas ahí; también diversos fragmentos de importantes producciones cinematográficas se han realizado en este parque nacional: Odisea Espacial 2001 de Stanely Kubrick, Avatar de James Cameron, Las Crónicas de Narnia, Indiana Jones and the Last Crusade, el King Kong de 1976, los Piratas del Caribe, y Star Wars I y II, entre muchos otros ejemplos.






La sensación de estar en esta zona desprovista de verde, con monumentales y caprichosas formaciones rocosas de una variedad interminable de carmesís, cafés y rojos, con temperaturas extremas que difieren grandemente entre la sombra y el sol, nos trasportan a lugares que, efectivamente, sólo habíamos visto en películas de héroes, hazañas inigualables o campos extraterrestres. Lugares que ni la imaginación más enfocada podría haber soñado en realizar con tal perfección, tan bien conformada y tan equilibrada con el horizonte, para lograr semejante belleza con tan buen diseño.




Relacionado al parque nacional de los arcos se encuentra Moab, el pueblo más cercano. A todas luces, este lugar parece suspendido en el tiempo, como si lo único que pasara por ahí fueran el viento, los vaqueros y, por supuesto, legiones de orientales con sus monumentales cámaras colgando del cuello. Desde pequeños moteles muy sencillos, hasta hoteles de primera calidad —con todas las comodidades del nuevo mundo y el diseño de interiores del viejo oeste— y comidas de cortes americanos al calor de una fogata, son las ofertas de la zona, cuya posibilidad para conocer se acrecienta con las opciones de recorrerla a pie, en bicicleta, automóvil, en vehículos todo terreno, kayak, lancha, helicóptero o avioneta.





Otros parques cercanos al que nos ocupa en esta ocasión, también dignos de ser conocidos, son el Canyon Land National Park y el Dead Horse End. Al igual que en el parque de los Arcos, en estos dos sitios se encuentran impresionantes cañones de kilómetros de longitud donde la vista nos traiciona al pretender diferencia en el horizonte el paraje inhóspito, el lago radiante y el ocaso del sol.





Piedras, colores, figuras, naturaleza, texturas: majestuosa arquitectura de la naturaleza. Esta experiencia será para mí, sin duda, una posibilidad de acrecentar el acervo de medios para proponer nuevos diseños, nuevos espacios. Pienso que no hay mejor material de inspiración para crear que el surgido de la misma naturaleza, de la cual todos nosotros somos parte, somos herederos y, sobre todo, somos encargados de preservar para nuestros hijos y todas las futuras generaciones.





De esta maravillosa experiencia espero encontrar un nuevo enfoque para mi imaginación y así seguir “reinventando espacios”.
















¡Hasta la próxima!







martes, 17 de septiembre de 2013

¿Por qué Interiorismo?


Ves cosas y dices, "¿por qué?" Pero yo sueño cosas que nunca fueron y digo, "¿por qué no?"



He tenido muchos y grandes sueños. Algunos se han quedado en el camino, otros me he esforzado hasta alcanzarlos y hacerlos realidad, algunos más están a la espera de ser cumplidos… sigo y seguiré soñando.



Me considero interiorista de vocación, de profesión y de acción; vivir reinventando espacios es un sueño cumplido. Hacer interiorismo para mí es una verdadera ilusión y una gran satisfacción. Soy muy afortunada por dedicarme laboralmente a hacer algo que me fascina.


¿Por qué interiorismo?, ¿por qué estoy tan orgullosa de esta disciplina?, ¿por qué me apasiona tanto? Desde mi infancia soñaba con transformar espacios, con embellecer la colonia, me visualizaba mejorando mi alrededor y viviendo en una ciudad más limpia, bien diseñada, mejor planeada. Esa ilusión de hacer más bello mi entorno se ha vuelto realidad al ejercer la profesión de interiorista que tanto me enorgullece.

Aunque sé bien que al hacer interiorismo mejoro los espacios que habitamos y no todo el contexto de una ciudad, soy consciente de la aportación que es para las personas que viven en espacios bien diseñados. He podido comprobar, a lo largo de los años, cómo mejora la calidad de vida cuando se tiene la oportunidad de estar en ambientes bien diseñados, con  concepto, y que ayudan a disfrutar mucho más cada momento.


Me gusta ser interiorista porque es una profesión en la que creamos espacios que conforman encuentros de vidas que permiten profundizar en el conocimiento de las personas con las que interactuamos. Es una vocación que me da la oportunidad de ayudar, contribuir con la sociedad y hacer de este mundo un lugar mejor.


Para mí realizar interiorismo desarrollando y diseñando cada área de una casa es un reto constante, me exige dar lo mejor de mi y ampliar permanentemente mi creatividad; comprobar que es posible reinventar espacios realizando un buen diseño y mejorando un hogar, es una de las mayores recompensas que me otorga esta profesión. 


Las actividades de los seres humanos implican tal multiplicidad de comportamientos, comunicaciones y acciones, que se presenta imposible establecer una jerarquía completa y final sobre lo que comprende la esencia de aquello que llamamos trabajo. 


Sin embargo, es relativamente fácil encontrar constantes que, inevitablemente, determinan nuestro actuar diario. Entre muchas situaciones, una de ineludible influencia en nuestra vida es la del ámbito físico que nos rodea, dentro del cual es fundamental el espacio que llamamos hogar. Es de esta manera que podemos ponderar la importancia del interiorismo en nuestras vidas.


Desde los primeros vestigios en cuevas, el iglú de los esquimales, los palafitos sobre el agua, las rucas de los mapuches de Chile y Argentina, el tipi de los pueblos indígenas de Estados Unidos de América, la yurta de los nómadas en las estepas de Asia Central; y las moradas del Egipto faraónico, la antigua Grecia, el imperio romano o las culturas prehispánicas; hasta las actuales residencias minimalistas o prefabricadas; en apartamentos o casas; de ladrillo, madera o concreto; siempre, infaliblemente, los habitantes han tenido que invertir tiempo, mente e ilusiones, en arreglar el espacio que habitan. Y todo con un objetivo central que es, finalmente, la tarea del interiorista: configurar nuestro espacio inmediato para que la gente viva mejor.



Con esto en mente, en la firma MARIANGEL COGHLAN, nos consideramos parte del enramado mundial de conexiones económicas, culturales y sociales de las que somos coparticipes: todos somos afectados por las decisiones y acciones de seres humanos en latitudes muy distantes; cuentan que el viento producido por el aleteo de una libélula en el Caribe puede acabar como un tsunami en Asia. De ahí surge nuestro estilo fusión+México, que es el resultado de la reflexión sobre la interdependencia internacional de tendencias del interiorismo a la luz de las maravillosas formas, colores y recursos naturales que, muy particularmente, ofrece México. 


Es de México que surge mi inspiración para diseñar. Me inspiran sus volcanes, sus fumarolas y sus cordilleras; sus costas, el caribe y sus aguas límpidas; su flora y fauna, desde los abetos y encinos de sus bosques, hasta el agave del tequila y el mezcal y la infinita variedad de cactáceas, las ballenas del mar de Cortés y los colibríes de Morelos; me inspira su comida, el mole, los chiles en nogada y la flor de calabaza; sus colores, los rosas y rojos de los hermosos huipiles y los bordados tehuanos, el morado de sus bugambilias y la policromía de sus artesanías; sus artistas plásticos, los grandes muralistas y los pintores de Oaxaca; la música de la Huasteca, los mariachis y las obras sinfónicas; su arquitectura, comenzando con las imponentes pirámides Teotihuacanas, la inigualable Tenochtitlán, el barroco y churrigueresco de la Colonia, y las internacionalmente reconocidas propuestas de sus arquitectos contemporáneos; todas sus tradiciones y más de 60 lenguas autóctonas me inspiran porque muestran la configuración multicultural de este país, sustentado por mi más grande inspiración: la personas que conforman a México.

Los espacios que soñamos, los espacios que creamos en nuestra firma de interiorismo, son fruto de esta exaltada inspiración, de esta desbordada pasión de vivir en México.


A lo largo de los años he podido visitar muchos países del continente americano y del viejo mundo. Ha sido muy ilustrativo aprender que la estética, el arte y el diseño, surgidos de la mezcla de nuestras raíces indígenas con lo adquirido de Europa, formaron el crisol donde diversas culturas —las indígenas son muchas, y en la española se reflejan otras tantas—, formaron una nueva nación, una nueva cultura: México.  


Busco inspiración en nuestro país para hacer propuestas novedosas, distintas y originales. Es por eso que hablo de “reinventar espacios”, pues trabajamos con la convicción de que esto es posible, de que se puede tener el sueño de cambiar y renovar nuestro hogar. Poniendo manos a la obra y contando con la asesoría adecuada, este sueño es alcanzable. Una de las más grandes emociones es comprobar que hemos sido capaces de sorprender a nuestros clientes y exceder sus expectativas.


Para lograr estas metas, he buscado rodearme de personas talentosas y creativas, formando un extraordinario equipo de trabajo; son los mejores, de no ser así no formarían parte de la firma. Sé que los retos que nos hemos planteado son altos y las expectativas enormes, por eso trabajamos día a día con ilusión y pasión, poniendo nuestro máximo esfuerzo por alcanzar nuestros objetivos. Cada integrante de nuestro equipo aporta desde su experiencia; aprendemos de todos, compartimos nuestra pasión por el diseño y hacemos posible, en conjunto, materializar los sueños. 


En la firma MARIANGEL COGHLAN, partiendo de nuestra plataforma de inspiración, de nuestras capacidades técnicas, de nuestra experiencia y, sobre todo, de nuestros valiosísimos recursos humanos, aportar para cumplir el objetivo del interiorismo que es, finalmente, colaborar en la configuración de un mundo mejor. 


 ¡Hasta la próxima! 






Mariangel Coghlan