“Es
extremadamente difícil, y a veces imposible, interesar a la gente en obras de
arte al menos que las puedan ver y sepan algo acerca de ellas.”
J. Paul Getty
En la ciudad
de Los Ángeles, California, y sus alrededores, se pueden encontrar mucho más
cosas que Disneyland, Hollywood y shopping.
¡También hay propuestas culturales de nivel internacional!
Walt Disney Concert Hall by Arturoramos |
Por ejemplo,
en el ámbito de la arquitectura se pueden descubrir, entre otras obras de gran
valor, la Catedral de Nuestra Señora de Los Ángeles, abierta en el 2002 y diseñada
por el arquitecto español Rafael Moneo (Premio Pritzker de Arquitectura 1996).
El diseño de esta catedral se separó completamente de la estética tradicional
de las misiones californianas, que influenciaron fuertemente la arquitectura
religiosa de la zona, para ofrecer una obra postmodernista de dimensiones
espectaculares, muy acorde a las necesidades y tiempos actuales de la Iglesia.
Otro ejemplo
de gran valor arquitectónico es el Walt
Disney Concert Hall, una extraordinaria obra de Frank Gehry (Premio
Pritzker de Arquitectura 1989), estrenado en el 2003; es sede de la Filarmónica
de Los Ángeles, una de las orquestas más importantes de Norteamérica, que actualmente
trabaja bajo la batuta del joven y energético director venezolano Gustavo
Dudamel. Toda una experiencia arquitectónica-musical.
Como último
ejemplo está el tema que nos ocupa en esta ocasión: el Getty Center. El empresario perolero J. Paul Getty, quien fue
considerado por la revista “Fortune”, en 1957, como el americano más rico de
esa época, fue un entusiasta coleccionista de arte y antigüedades, y fundó un
fideicomiso del cuál surgieron los fondos para crear y mantener el Getty Center.
El
arquitecto elegido para proyectar este centro cultural fue Richard Meyer (Premio
Pritzker de Arquitectura 1984), de quien hablamos en la colaboración de hace cuatro
semanas y, hasta el 26 de agosto, se está presentando una retrospectiva de su
trabajo en el Museo Carrillo Gil, al sur de la Ciudad de México. El Getty Center, fundado en el año de 1997,
con la utilización de materiales clásicos –como el mármol travertino– y bajo el
modernismo arquitectónico de Meyer ofrece una propuesta museográfica de calidad
y funcionalidad como pocas en el mundo.
Para acceder
al Getty Center, ubicado en un enorme
predio de poco más de 300 hectáreas, primeramente hay que estacionarse en un edificio
de siete pisos subterráneos –toma tus precauciones si vas en sábado, pues me
tomó alrededor de media hora encontrar un lugar–; desde ahí, para llegar al
centro cultural, se accede por un tranvía que sube una empinada colina que
lleva a la cima donde se encuentran los museos y edificios que componen este
complejo cultural.
Los
edificios principales del Getty Center
comprenden cinco pabellones de exposiciones –algunos interconectados entre
ellos–, un instituto de investigación y un instituto de conservación; además de
cafeterías, un restaurante de alta cocina, y grandes áreas de jardines y plazas
con excelentes propuestas de arquitectura de paisaje; todo los elementos
arquitectónicos están relacionados por medio de cuadros y líneas que logran espacios
con una muy afortunada relación orgánica entre ellos.
En las
exposiciones permanentes se pueden apreciar, por mencionar sólo unas cuantas,
obras pictóricas de anónimos italianos del siglo XIII y de Fra Angelico; del
flamenco Rogier van der Weyden; de los españoles Goya y un hermoso San Francisco de Murillo; obras maestras
de Rembrandt, tales como El rapto de
Europa, Hombre viejo en traje militar,
y Daniel y Ciro ante el ídolo Bel; un
impresionante Cristo en la Cruz de El
Greco; obras de las distintas épocas del
impresionismo –pre, apogeo y post-impresionismo– de Corot, Degas, Monet, Cézanne y van Gogh; del romántico
inglés Turner, y del simbolista noruego Munch.
Las
exposiciones temporales juegan un papel fundamental en el Getty Center. En la actualidad se encuentra
una exposición temporal del fotógrafo californiano Herb Ritts, conocido por sus
contrastes de blanco y negro y sus retratos al estilo de esculturas griegas. Otra
exposición temporal es la titulada The
Life of Art, la cual presenta cuatro objetos –una fuente de plata para
mesa, un candelabro, una silla y un tazón– cuyas “vidas” o historias pueden ser
exploradas por medio de presentaciones interactivas: por qué y para qué fueron
creadas, cómo fueron creadas, quiénes han sido sus dueños anteriores, etcétera;
una muestra especialmente didáctica.
Otra de las
exposición temporales –entre las diez exposiciones temporales actualmente
presentadas en el Getty Center– es la
titulada Gustav Klimpt: The Magic of Line;
una muestra de dibujos provenientes, en su mayoría, del Museo Albertina de
Viena. Esta exposición cobra especial importancia puesto que Klimpt –figura
seminal del modernismo internacional–, a través del dibujo que practicaba a
diario, desarrolló sus temas trascendentales del sufrimiento humano, anhelo de
amor y felicidad, y los ciclos de la vida desde el nacimiento hasta la muerte.
Para comprender en profundidad a Klimpt es imprescindible conocer sus dibujos.
Los jardines
son, en sí mismos, un tema completo en el Getty
Center. Desde que se llega al centro cultural uno se encuentra con un
jardín que, además de funcionar como una galería abierta de esculturas, provee
de un “techo verde” al estacionamiento –ayudando a reducir el calor de la
superficie y de todo el edificio subterráneo–. Una vez arriba en el complejo
cultural, en el jardín central creado por Robert Irwin –conocido por sus
instalaciones artísticas–, se disfruta de un combinación poco convencional de
colores y texturas, donde las rocas fueron colocadas alrededor de un arroyo
para crear “esculturas de sonido”. En la parte baja del jardín central, frente
a una pared por la cual baja una cascada, se encuentra un laberinto de azaleas
rodeado de dos esculturas metálicas coronadas con buganvilias, formando un
espacio que entrelaza la tranquilidad con una acentuada contemporaneidad. El
promontorio sur de todo el centro está rematado con un jardín de cactáceas que
recuerda el estado pre-urbano de la ciudad de Los Ángeles.
Las actividades en familia son consideradas muy importantes
para este centro cultural. A diario se organizan una gran variedad de
actividades, entre las que sobresalen: exploraciones en familia a los espacios
del centro, juegos de “detectives de arte” y aparatos multimedia para que los
más pequeños recorran las exposiciones, paquetes que incluyen menú de niños con
visitas a las exposiciones, y paseos con explicaciones de los jardines.
Por si todo lo anterior no fuera suficiente, la música no
está ausente en este centro cultural. En el patio central del Getty Center se organizan frecuentemente
conciertos. El sábado que estuve presente, a las 18:00 horas, se presentó Nick
Waterhouse, un clásico del R&B (Rhythm
and blues) de los años sesenta. El ambiente que se creó alrededor del
concierto fue en verdad peculiar y muy agradable: la gente se congregaba
sentada en el piso, sobre manteles de cuadritos, con sus carnes frías y quesos,
sus copas y, por supuesto, sabrosos “caldos” tintos y blancos californianos.
En este
lugar confirmo mi teoría de que un espacio bien diseñado te ayuda a disfrutar el
tiempo transcurrido en él. Es muy interesante observar como la gente que visita
el Getty Center, además de recorrer las distintas exposiciones, se sienta en sus
plazas, explanadas y jardines, simplemente a gozar del momento.
¡Hasta la
próxima!
¡Excelente artículo!
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