Un
magnate de los medios de comunicación; una actriz de Hollywood; la primera
mujer graduada en arquitectura de la École
nationale supérieure des Beaux-Arts de París; Orson Welles; el Ciudadano
Kane; paisajes idílicos; un castillo lleno de historia, arte y poder
“enterrado”…
Todo
esto se conjuga en el Catillo Hearst –o Cuesta Encantada como William Randolph
Hearst y Julia Morgan lo solían llamar–, muy cercano a la mitad geográfica entre
las ciudades de Los Ángeles y San Francisco en California.
En
el año de 1865, cuando William Randolph Hearst tenía dos años de edad, su padre
George Hearst –uno de los mineros de oro, plata y cobre más ricos de los
Estados Unidos–, compró unos terrenos, cerca de la bahía de San Simeon, que abarcaban
un área de 16,000 hectáreas que, con las subsiguientes adquisiciones, llegarían
a ser más de 100,000 hectáreas. William de niño y su familia acostumbraban
acampar en las colinas más altas de esas tierras; estas felices memorias de
infancia lo llevaron a iniciar en 1919, bajo la dirección de la arquitecta
Julia Morgan, y por un período de 28 años, los trabajos para levantar un sitio más
“cómodo” para descansar, lo que terminó siendo un castillo con 165 cuartos, 51
hectáreas de jardines, terrazas, albercas y tres grandes cabañas.

Julia
Morgan (1872-1957) fue la primera mujer en graduarse de los estudios de
ingeniería de la Universidad de California, y la primera, en el mundo, en
obtener el diploma de la École des
Beaux-Arts, considerada en esos tiempos como la escuela más importante de
arquitectura en Francia. Sus proyectos incluyeron hoteles, iglesias, escuelas,
hospitales y un gran número de residencias; más de 700 obras en California,
pero el Castillo Hearst, su gran pasión, fue la obra que la inmortalizó.
El
trabajo de Morgan en el Castillo Hearst se comprende como si ella hubiera
querido mostrar, a la manera de los efectos hollywoodenses, cómo se vería California
si hubiera quedado bajo la dominación española. Este escenario era idóneo para hospedar
un sinnúmero de personajes de la política estadounidense e internacional, escritores,
atletas y, sobre todo, para las célebres recepciones con la crema y nata de las
estrellas del cine. Personajes desde Churchill hasta Chaplin fueron frecuentes
huéspedes de este suntuoso castillo.


Los
muebles, los accesorios y las obras de arte son los originales que adquirió
Hearst y han sido mantenidos, prácticamente en su totalidad, en los lugares
donde él y Morgan decidieron colocarlos.
Las
tres cabañas o casas de campo, erigidas a pocos metros del castillo, se
caracterizan por una exquisita elegancia y riqueza arquitectónica renacentista italiana
y morisca, rodeadas de una exuberante variedad de flores y arbustos, y están
nombradas de acuerdo a las vistas que ofrecen: Casa del Monte, Casa del Sol y
Casa del Mar.



Entre
las obras de arte que más llaman la atención, tanto en los interiores como los
exteriores de castillo, se encuentran un sarcófago romano del siglo III, una
escultura de Venus de Antonio Cánova, tapetes belgas del siglo XVI, cofres
españoles del XV y lámparas originales de Tiffany.
La
trasmisión radiofónica de La guerra de
los mundos le abrió las puertas al actor, director, guionista y productor
Orson Welles para la realización de
una de las películas más reconocidas de la historia de la cinematografía: Ciudadano Kane (1941). En esta película Welles
representa, bajo el nombre de Charles Foster Kane, al controvertido William
Randolph Hearst, a quien lo encarna en un personaje cuyos rectos sueños de
juventud –ofrecer un servicio comunitario y veraz a través de los medios
informativos–, son rendidos a los pies del poder, el dinero y la frivolidad.
Hearst intentó de muchas maneras que esta película no llegara al público y
fuera mal recibida por la crítica: desde la prohibición de cualquier alusión a
esta película en todos sus medios informativos hasta ofertas de dinero a los
productores; logró parcialmente estos objetivos, pero sólo en un principio,
pues con los años esta película llegaría a adquirir un lugar predominante en el
mundo del séptimo arte.


MARIANGEL ME DA ENVIDIA DE LA BUENA ESTE RECORIDO QUE PUDISTE HACER Y QUE NOS LO NARAS EN ESTE MAGNIFICO ARTICULO, PERO OTRA VEZ ME FALTO LA FOTOGRAFIA DE LA VENUS DE CANOVA, BUENO HASTA LA PROXIMA Y SIGUENOS ADMIRANDO CON TUS REPORTAJES, HASTA EL SIGUIENTE ARTICULO,
ResponderEliminarARQ. SERGIO ALVAREZ ALEMAN.