Ves cosas y dices, "¿por qué?" Pero yo sueño cosas que nunca fueron y digo, "¿por qué no?"
He
tenido muchos y grandes sueños. Algunos se han quedado en el camino, otros me
he esforzado hasta alcanzarlos y hacerlos realidad, algunos más están a la
espera de ser cumplidos… sigo y seguiré soñando.
Me
considero interiorista de vocación, de profesión y de acción; vivir
reinventando espacios es un sueño cumplido. Hacer interiorismo para mí es una
verdadera ilusión y una gran satisfacción. Soy muy afortunada por dedicarme
laboralmente a hacer algo que me fascina.
¿Por
qué interiorismo?, ¿por qué estoy tan orgullosa de esta disciplina?, ¿por qué me
apasiona tanto? Desde mi infancia soñaba con transformar espacios, con
embellecer la colonia, me visualizaba mejorando mi alrededor y viviendo en una
ciudad más limpia, bien diseñada, mejor planeada. Esa ilusión de hacer más
bello mi entorno se ha vuelto realidad al ejercer la profesión de interiorista
que tanto me enorgullece.
Aunque
sé bien que al hacer interiorismo mejoro los espacios que habitamos y no todo
el contexto de una ciudad, soy consciente de la aportación que es para las
personas que viven en espacios bien diseñados. He podido comprobar, a lo largo
de los años, cómo mejora la calidad de vida cuando se tiene la oportunidad de
estar en ambientes bien diseñados, con concepto, y que ayudan a disfrutar mucho más
cada momento.
Me
gusta ser interiorista porque es una profesión en la que creamos espacios que
conforman encuentros de vidas que permiten profundizar en el conocimiento de
las personas con las que interactuamos. Es una vocación que me da la
oportunidad de ayudar, contribuir con la sociedad y hacer de este mundo un
lugar mejor.
Para
mí realizar interiorismo desarrollando y diseñando cada área de una casa es un
reto constante, me exige dar lo mejor de mi y ampliar permanentemente mi
creatividad; comprobar que es posible reinventar espacios realizando un buen diseño
y mejorando un hogar, es una de las mayores recompensas que me otorga esta profesión.
Las actividades
de los seres humanos implican tal multiplicidad de comportamientos, comunicaciones
y acciones, que se presenta imposible establecer una jerarquía completa y final
sobre lo que comprende la esencia de aquello que llamamos trabajo.
Sin
embargo, es relativamente fácil encontrar constantes que, inevitablemente,
determinan nuestro actuar diario. Entre muchas situaciones, una de ineludible influencia
en nuestra vida es la del ámbito físico que nos rodea, dentro del cual es
fundamental el espacio que llamamos hogar. Es de esta manera que podemos ponderar
la importancia del interiorismo en nuestras vidas.
Desde
los primeros vestigios en cuevas, el iglú de los esquimales, los palafitos
sobre el agua, las rucas de los mapuches de Chile y Argentina, el tipi de los
pueblos indígenas de Estados Unidos de América, la yurta de los nómadas en las estepas de
Asia Central; y las moradas del Egipto faraónico, la antigua Grecia, el imperio
romano o las culturas prehispánicas; hasta las actuales residencias
minimalistas o prefabricadas; en apartamentos o casas; de ladrillo, madera o concreto;
siempre, infaliblemente, los habitantes han tenido que invertir tiempo, mente e
ilusiones, en arreglar el espacio que habitan. Y todo con un objetivo central
que es, finalmente, la tarea del interiorista: configurar nuestro espacio
inmediato para que la gente viva mejor.
Con
esto en mente, en la firma MARIANGEL
COGHLAN, nos consideramos parte del enramado mundial de conexiones
económicas, culturales y sociales de las que somos coparticipes: todos somos
afectados por las decisiones y acciones de seres humanos en latitudes muy
distantes; cuentan que el viento producido por el aleteo de una libélula en el
Caribe puede acabar como un tsunami en Asia. De ahí surge nuestro estilo fusión+México, que es el resultado de
la reflexión sobre la interdependencia internacional de tendencias del interiorismo
a la luz de las maravillosas formas, colores y recursos naturales que, muy
particularmente, ofrece México.
Es
de México que surge mi inspiración para diseñar. Me inspiran sus volcanes, sus
fumarolas y sus cordilleras; sus costas, el caribe y sus aguas límpidas; su
flora y fauna, desde los abetos y encinos de sus bosques, hasta el agave del
tequila y el mezcal y la infinita variedad de cactáceas, las ballenas del mar
de Cortés y los colibríes de Morelos; me inspira su comida, el mole, los chiles
en nogada y la flor de calabaza; sus colores, los rosas y rojos de los hermosos
huipiles y los bordados tehuanos, el morado de sus bugambilias y la policromía
de sus artesanías; sus artistas plásticos, los grandes muralistas y los
pintores de Oaxaca; la música de la Huasteca, los mariachis y las obras
sinfónicas; su arquitectura, comenzando con las imponentes pirámides
Teotihuacanas, la inigualable Tenochtitlán, el barroco y churrigueresco de la
Colonia, y las internacionalmente reconocidas propuestas de sus arquitectos
contemporáneos; todas sus tradiciones y más de 60 lenguas autóctonas me
inspiran porque muestran la configuración multicultural de este país,
sustentado por mi más grande inspiración: la personas que conforman a
México.
Los espacios que soñamos, los espacios que creamos en nuestra firma de
interiorismo, son fruto de esta exaltada inspiración, de esta desbordada pasión
de vivir en México.
A lo
largo de los años he podido visitar muchos países del continente americano y
del viejo mundo. Ha sido muy ilustrativo aprender que la estética, el arte y el
diseño, surgidos de la mezcla de nuestras raíces indígenas con lo adquirido de
Europa, formaron el crisol donde diversas culturas —las indígenas son muchas, y
en la española se reflejan otras tantas—, formaron una nueva nación, una nueva
cultura: México.
Busco
inspiración en nuestro país para hacer propuestas novedosas, distintas y
originales. Es por eso que hablo de “reinventar espacios”, pues trabajamos con
la convicción de que esto es posible, de que se puede tener el sueño de cambiar
y renovar nuestro hogar. Poniendo manos a la obra y contando con la asesoría
adecuada, este sueño es alcanzable. Una de las más grandes emociones es comprobar
que hemos sido capaces de sorprender a nuestros clientes y exceder sus
expectativas.
Para
lograr estas metas, he buscado rodearme de personas talentosas y creativas,
formando un extraordinario equipo de trabajo; son los mejores, de no ser así no
formarían parte de la firma. Sé que los retos que nos hemos planteado son altos
y las expectativas enormes, por eso trabajamos día a día con ilusión y pasión, poniendo
nuestro máximo esfuerzo por alcanzar nuestros objetivos. Cada integrante de
nuestro equipo aporta desde su experiencia; aprendemos de todos, compartimos
nuestra pasión por el diseño y hacemos posible, en conjunto, materializar los
sueños.
En
la firma MARIANGEL COGHLAN, partiendo de nuestra plataforma de inspiración, de
nuestras capacidades técnicas, de nuestra experiencia y, sobre todo, de
nuestros valiosísimos recursos humanos, aportar para cumplir el objetivo del
interiorismo que es, finalmente, colaborar en la configuración de un mundo
mejor.
Soy estudiante de Diseño de Interiores, y todo lo que mencionas aqui es totalmente cierto. Comparto contigo esa pasion por el interiorismo y soy fiel creyente de que los espacios mejoran la vida de las personas y le hacen mas llevadera su estadía en ellas. Muchas gracias por compartir con nosotros tu pasion por el diseño, y por poner en alto el nombre de Mexico incluyendo en tus espacios elementos mexicanos. Como tu mencionas, es muy gratificante trabajar en cosas que te apasionan y se refleja en la forma de hablar de cada uno de tus proyectos. Felicidades por lo que has logrado, eres una inspiracion para mi que estoy empezando este maravilloso sueño que es Diseñar. Saludos. Espero que sigas cosechando muchos exitos y cumpliendo muchos mas sueños.
ResponderEliminarTodo hermoso... me encantaría que transformara mi casa.
ResponderEliminarMuchas felicidades de verdad me gusta tu trabajo continua asi, y considerame un admirador. E. Delgado
ResponderEliminarFelicidades Mariangel. Eres toda una profesional en tu trabajo y tu pasión se ve reflejado en cada diseño y en la filosofía que has adaptado, desde la teoría del caos para hacer de las tendencias mundiales una fusión con las raíces mexicanas, retomando la raza cósmica de Vasconcelos. Sólo me atrevería a hacer una apreciación, dado el cuido mostrado en tu blog con respeto a todas las culturas, el término esquimal es despectivo, el correcto es inuit.
ResponderEliminarUna vez más, felicidades. Hugo Augusto